Hay días en los que solo quieres gritar, llorar y golpear con fuerza.
Te da igual a quien o a que, no es por algo en especial, sino un cumulo de tu mundo.
Pero te callas, te encoges en tu lado de la cama y derramas algunas lagrimas furtivas que se escapan sin que les des permiso y del modo mas silencioso y doloros que existe.
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